Ser mujer no significa ser madre. Aunque la sociedad venda la maternidad como vital e irrenunciable; esto no es necesariamente así. Existen tías maravillosas que no pueden tener hijos, existen amigas auténticas que decidieron no embarazarse y existen hermanas que todavía no saben si la maternidad es lo suyo. Cada una es un mundo, un conjunto de emociones y un bagaje único de experiencias.

Mayo nos revienta las neuronas con promociones, mensajes e imágenes alusivos al Día de las Madres. Sucesos entendibles porque hay muchas que merecen ser celebradas. Sin embargo, hay otras que solo reciben preguntas incómodas e innecesarias en estas fechas. Mujeres que han escuchado de todo por no tener hijos; y cuando la ausencia de ellos es por decisión propia, el asunto se encona todavía más. Porque una mujer sin hijos es como un jardín sin flores. Porque la maternidad realiza a la mujer. Porque nadie las visitará cuando estén viejas.

Sí, el conservadurismo y la ignorancia hieren ¡y mucho!

Si anhelamos una convivencia más respetuosa y más amena deberíamos empezar por no entrometernos donde no se nos ha llamado. Cuestionarse la maternidad sigue siendo un tabú y salirse del patrón establecido genera fricción social. Es momento de reconocerlas a ellas, que sus razones tendrán para no traer niños al mundo. Porque no deberían ser etiquetadas como infelices, fracasadas o incompletas. Porque no deben dar explicaciones de sus decisiones personales. Porque, en líneas generales, no deben sentirse menos que nadie.

A ti que no eres madre porque el reloj se te pasó volando.

A ti que no eres madre porque tu desarrollo profesional fue tu prioridad.

A ti que no eres madre pero eres la tía más preocupada.

A ti que no eres madre pero llenas de amor a los que te rodean.

A ti que no eres madre pero te esfuerzas por un mundo mejor para otros niños.

A ti que no eres madre porque la naturaleza no lo quiere.

A ti que no eres madre y has tenido que dar explicaciones dolorosas.

A ti que no eres madre, también te celebramos.